Soledad
He formado estándares tan altos en mi vida, que muchas veces me siento terriblemente solo, y sin encajar. Y es que, hay momentos donde me doy cuenta que he cometido tantos errores, que llega un punto que ya no sé cuales son míos o cuáles no. Tengo tantas deudas conmigo mismo que ya no sé cómo pagármelas.
Hace algún tiempo decidí realizar un viaje para encontrarme con una gran amiga, y al tenernos uno delante del otro, lo primero que me entró fue vértigo. Allí la tenía, justo delante, a dos pasos, callada como de costumbre. Me acerqué a ella y le dije: “Perdóname, hace tanto tiempo que no sabía nada de ti, que no te escuchaba. He tenido que llegar hasta aquí, tan lejos, para incluso callar el murmullo del ruído de ese mundo que me rodea. ¡Mi amiga la soledad! tan callada pero perfecta en cualquiera de tus formas”.
Con ese viaje aprendí que perder la soledad, es perder la oportunidad de disfrutarse a uno mismo. Desde que nacemos nos enseñan a acompañar, pero no a vivir la soledad. Y allí en esa soledad se me coló un sueño imposible por esa puerta del quizás. Ahí aprendí que no siempre hace falta mirar el teléfono para sentir a alguien, que siempre pueden pasar cosas que nos pongan a pensar o meditar.
En la soledad es donde se dicen esas cosas que casi nunca se hacen, donde nace ese dialogo interno, entre las dudas y las cuestiones; donde se construye ese pensamiento crítico y nace esa revolución interna, esas preguntas vitales de la vida. En la vida nos enseñan a pedir perdón, en la soledad aprendemos a aceptarlo.
La sociedad esta construida a toda costa para evitar la soledad, de ahí nacen frases como: “te vas a quedar solo”. Tiene tan mala fama, que parece la reencarnación de la soltería, y está asociada al fracaso, al riesgo, a la infelicidad, al sufrimiento; como si fuera la peste en tiempos medievales.
Cuando la conoces, y estás junto a ella, pasan cosas increíbles, dudamos de nosotros y ahí nace la expansión, el crecimiento, y en lugar de defender nuestra postura, nos enfrentamos a ella. Esta nos permite conocer lugares en nuestro cuerpo y mente que suelen ser ignorados, nos ayuda a replantear nuestros valores y convicciones. La soledad no se quita, se vive. La soledad no te cambia, te dice quién eres.
Daniel Habif
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